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Valientes historias: Norma Araiza, ser profesional con el alma y a todo pulmón

Te comparto esta Valiente historia, esperando que se conecte contigo y te inspire a seguir por el camino de tus sueños...

Trabajé 32 años.

Empecé a trabajar y me embaracé a los dos meses (25 años). Siempre trabajé siendo mamá.

Me acuerdo que desde esa edad, estaba motivada a desarrollarme

profesionalmente, a ejercer mi profesión, quería explorar el mundo laboral.

No tenía un interés de tipo económico.

Fui muy buena estudiante. Tenía claro que quería estudiar derecho, mi papá era abogado. Sabía que quería hacer una maestría, casarme, tener hijos y que iba a trabajar.

Cuando decidí trabajar y tener hijos, tuve oposición de mi marido, de mis padres, en especial de mi madre.

Superé esto con mi marido, fui muy clara desde antes que nos casáramos. Él no lo podía entender, terminamos en su momento cuando estábamos de novio por este motivo. Luego lo pensó y seguimos adelante.

Mis papás pensaron que cuando tuviera a mis hijos, yo sola lo iba a poner a un lado. Cuando mi hija iba a nacer, decido seguir trabajando.

Les hice el planteo: "No entiendo por qué siempre me impulsaron y ahora me salen con que solo el título para que lo tenga colgado". Ellos lo pensaban como un recurso en caso de necesidad, no para que en verdad lo ejerza.

Yo sí me lo creí y me dije ¡Yo sí voy a hacer esto!. Ya al final les pregunté si me iban a apoyar o no. Mi papá dijo que sí. Mi mamá era muy joven, me recomendó tener una nana y que ella la iba a supervisar.

Empecé a trabajar en Bancomer en 1984, con 25 años, fui la primera mujer abogada en el banco. En ese momento tenía a la muchacha que me ayudaba con la bebé y a mi mamá. Negocié un horario fijo en mi trabajo, había horario corrido. Entraba puntual y salía puntual, llegaba a casa las 5pm. Duré 24 años ahí. Estuve en muchas áreas, de Jurídico pasé al área de negocios.

A los 28 años nació mi segundo hijo, yo seguía en jurídico y a punto de salirme. No tenía posibilidades de crecimiento. Iba caminando, en el mommy track (el carril de baja velocidad) para que cuando decidiera cambiarme de carril (fast track) lo pudiera hacer. En la profesión funciona igual que en las carreras de carros, yo iba a una velocidad determinada pero no tan rápido como para llegar primera.

Cuando me cambié, luego que nació mi hijo, ya no me respetaban el horario y me tocaban viajes. Para ese entonces había hablado con mi mamá, mi hija Normita estaba en el maternal y tenía a la nana y a mi mamá. Nunca los llevé a guardería, aunque son un muy buen recurso. Tuve que conjuntar todo, el estilo de mi mamá para educar, mi estilo y el de mi marido.

Ahí empecé mi carrera profesional realmente. Pasé a banca de inversión, luego a recuperación de cartera, casa de bolsa, internacional y luego acabé en jurídico en la fusión de Bancomer con BBVA.

Nunca me adapté al estilo de trabajo de Probursa que es el banco con el que se fusionó. Desaparecen mi plaza y no buscan recuperarme.

Ya tenía 24 años en el banco.

Ya me había divorciado.

Salí de Bancomer y estuve nueve meses en Fideicomiso en Banamex. Luego pasé a Bancomext, institución en la que estuve hasta el 2016, año en el que renuncié y empecé una nueva vida.

Ahora estoy en mi año sabático, vivo en New York con David, mi marido.

Veo hacia atrás y pienso que nunca pude romper el techo de cristal.

Hoy tengo la sensación de que no estoy tan segura de que lo quisiera romper. En el fondo, creo que yo ya estaba contenta a donde había llegado. No quería más complicaciones. Y mi último trabajo fue muy complicado. Ya no era lo que quería hacer, quería tener una vida personal distinta.

Circunstancias internas y externas hicieron que llegue al techo de cristal: Jefes que apoyan a otros hombres, porque pueden hacer más cosas juntos, porque se sienten más identificados e internamente como mencioné, necesitaba otras cosas.

El hombre normalmente está hecho a la "medida de esto y de esto vivo".

Mis jefes siento que ya me percibían así, como la que preguntaba ¿Cómo? ¿Hay que quedarse? Nos quedábamos hasta las 9pm y luego se seguían a tomar algo. Y yo ni quería. Así es como construyen lazos más fuertes.

Por eso no podía estar al “100%”, en este sentido. Estaba comprometida a pleno profesionalmente y al mismo tiempo, quería tener una vida más equilibrada.

Tal vez si hubiera sido más agresiva, si hubiera decidido invertir en el trabajo ese "100%", pienso que lo hubiera logrado. Rompiendo el techo a lo mejor hubiera llegado a ser Director General Jurídico. Yo estaba en un nivel abajo, era la tercera al mando de Bancomext y ahí estuve 20 años, tuve ese puesto desde los 33 años.

Ahora me doy cuenta también, que uno está equivocada cuando piensa que a mayor puesto mayor necesidad de tiempo. Yo pensaba, "si ahora estoy trabajando como loca, si llego al puesto de arriba, no voy a dormir". Eso es mentira, no es cierto. Todo se vuelve más estratégico, de planeación, de toma de decisiones, de rodearte de las personas adecuadas, de disfrutar más lo que haces. Me di cuenta de esto después, conversando con colegas que lograron llegar a los puestos máximos en las compañías.

Muy pocas mujeres rompen el techo de cristal en la carrera jurídica. Por ejemplo, hay muy pocas socias de despacho, si quieres serlo, tienes que meterle muchas horas fuera del horario, hasta que el cliente te lo pida, por eso nunca lo pensé. Directoras Generales Jurídicas en los bancos casi no hay. Sé que ahora hay una en BANOBRAS.

Hay carreras en las que es más fácil romperlo, Relaciones Públicas, Recursos Humanos, Mercadotecnia.

Hasta que entré a la AMME (Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas) en el 2000, tuve Role Model. Entré al tercer año de que la amme se fundó.

En eso fue muy formativa. Aprendí cosas que no tenía ni idea.

Del techo de cristal, del mentoring, de tener una Role Model, de coaching, bullying y de poder relacionarme con otras mujeres y decir ¡Sí, se puede!

Los primeros años, fueron muy difíciles, no tuve el apoyo de la familia, ni del marido, ni del entorno. Mis amigas no trabajaban, me decían ¿Para qué trabajas? Y mi esposo: "Trabajas porque quieres".

A mis hijos les quería dar todo, por lo menos que vieran un beneficio de que la madre trabajara. Hasta la fecha lo sigo haciendo.

No sé cómo hubiera sido como mamá todo el tiempo dedicada a ellos, no hubiera sido mejor. Creo que estuvo mejor que trabajara. No me veo como la típica mamá, hubiera sido muy exigente todo el día en la casa.

Creo que lo que fue, fue lo mejor. Me hubiera gustado vivirlo con menos culpa. Porque a veces estaba muy angustiada. Hubo momentos en que llegaba a las 10 de la noche después de una larga reunión. A esas horas yo ya no estaba con la mente en la reunión, solo pensaba ¡Que se acabe, que se acabe, me tengo que ir! La pasé muy angustiada.

Con mi hija fue más complicado, me recriminaba. Pensé que mi hija no iba a querer trabajar. Con mi hijo no. Un día Normita estaba en la secundaria y me contó que hizo una dinámica que no le gustó. Cada uno le dijo a su compañero cómo lo visualizaba en el futuro y me comenta: ¡A mí me dijeron que como ama de casa! Le dije, está bien y ella me respondió: ¿Qué? ¿Ama de casa? Ni loca, yo quiero trabajar. Ahí pensé ¡Qué bien!

¿Qué le dirías a una #MujerEjecutivayMamá atravesando esta etapa de disyuntiva entre la maternidad y el mundo ejecutivo?

Que no tenga culpa, pero que sí esté bien convencida de lo que está haciendo. Que si en algún momento tiene la duda entre dar más en el trabajo o dar más en la casa, que la resuelva primero. Porque lo único que te va a quedar es "yo lo hice porque estaba convencida y es lo que quería hacer”. Segura al 100% y vivirlo sin culpa, para no transmitirlo a su hijo.

Que busque una pareja que la apoye, que esté con ella, eso es muy importante.

Y que sea responsable, cuando un hijo te está necesitando, te está necesitando, dale lo que necesita y luego te subes al carril rápido otra vez y así llevártela.

Tener mucha sensibilidad, ser objetiva, buscar ayuda, terapia, coach. Tratar de estar con jefes y empresas que sí te apoyen.

¿Qué le ofrecerías a una #MujerEjecutivayMamá?

Coaching o mentoring a Mujeres Ejecutivas que quieren platicar conmigo.

Semblanza

Me titulé de abogada por la Universidad Iberoamericana (1977- 1981) con una Maestría en Derecho por la Universidad de Harvard (LLM 82-83).

Mi trayectoria profesional la desarrollé en el sector financiero ya que trabajé durante 32 años en tres bancos mexicanos, en BBVA Bancomer, en un Fideicomiso de Banamex, y por último en Bancomext que es un banco del gobierno mexicano. En dichas instituciones me desempeñé como abogada corporativa financiera especializada en temas internacionales y de crédito.

Tengo 2 hijos, Norma que es abogada egresada de la Universidad Iberoamericana y que trabaja en el sector financiero y Fernando que estudió Producción Musical en la Universidad de Leeds, Inglaterra y que se encuentra actualmente desarrollando su profesión musical en México.

Fui Presidenta de la AMME (Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas) del 2010 al 2103.

Actualmente radico en la Ciudad de Nueva York, EUA.

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